Sufrir con Esperanza: Viviendo a la Luz de la Fidelidad de Dios

La vida humana está inevitablemente marcada por el sufrimiento. Nacemos llorando, crecemos atravesando pérdidas, y tarde o temprano enfrentamos el dolor en todas sus formas: físicas, emocionales, espirituales. El sufrimiento no distingue entre creyentes y no creyentes, entre fuertes y débiles, entre jóvenes o ancianos. Pero si hay algo que distingue al cristiano no es la ausencia del dolor, sino la presencia de la esperanza en medio de él . En una cultura obsesionada con evitar el dolor a cualquier precio, el Evangelio nos llama a una ruta contracultural: seguir a Cristo por el camino del quebranto , sabiendo que ese camino no termina en muerte, sino en resurrección. El llamado de Jesús a tomar la cruz cada día (Lucas 9:23) no es una sentencia fatalista, sino una invitación a participar del misterio glorioso de la transformación a pesar del sufrimiento. La cruz no es el fin del camino: es el umbral hacia la vida. Este capítulo nace desde una conversación profundamente honesta y pasto...