El ḥaṭṭāʾt (חַטָּאת) y el ʾāšām (אָשָׁם) No Son “Sacrificios”

 Afirmar que el ḥaṭṭāʾt (חַטָּאת) y el ʾāšām (אָשָׁם) son “sacrificios” es más una tradición interpretativa que una designación literal en el texto hebreo, especialmente en el libro de Levítico. Aunque las versiones modernas de la Biblia muchas veces los presentan bajo el título de “sacrificio por el pecado” y “sacrificio por la culpa” respectivamente, esta nomenclatura es una simplificación que no siempre refleja con precisión los matices del hebreo original ni la lógica teológica subyacente del sistema levítico.

¿Por qué no se les llama directamente "sacrificios" (zevaḥ)?

  1. Ausencia de la palabra zevaḥ en la descripción de estos rituales
    El término hebreo que con más propiedad se traduce como “sacrificio” es זֶבַח (zevaḥ), usado, por ejemplo, en los sacrificios de paz o ofrendas de comunión (zevaḥ shelamim). Este vocablo está relacionado con la idea de matar un animal como acto de adoración o de celebración en presencia de Dios, con un fuerte énfasis en la comida compartida.
    En cambio, al describir el ḥaṭṭāʾt y el ʾāšām, el texto hebreo emplea directamente esas palabras como títulos del rito en sí, sin anteponer zevaḥ. Por ejemplo, Levítico 4 introduce la frase “si una persona peca... ofrecerá un ḥaṭṭāʾt,” no “ofrecerá un sacrificio llamado ḥaṭṭāʾt”.

  2. Enfoque del rito: purificación y restitución, no simplemente sacrificio
    El ḥaṭṭāʾt tiene como finalidad la purificación del santuario, del altar o de las personas. Su foco no está en la muerte del animal, ni en la transferencia de culpa a este, sino en el uso de su sangre como medio de limpieza ritual. Es decir, la muerte del animal no es el centro del rito, sino el vehículo para obtener la sangre, que es luego aplicada ritualmente para lograr la purificación.
    En Levítico 4:6, por ejemplo, el sacerdote no dice “y sacrificará el ḥaṭṭāʾt,” sino “tomará de la sangre del ḥaṭṭāʾt y la rociará.” Esto destaca que el objetivo del rito es el uso de la sangre, no la ofrenda en sí.

    Por su parte, el ʾāšām no se centra en la muerte ni en la sangre, sino en la restitución al afectado y al Señor. Va acompañado de una reparación material más un 20% adicional. El acto ritual es, en cierto modo, secundario frente al acto moral de la restitución. El ʾāšām es un rito de justicia y restauración, no de expiación en el sentido penal.

  3. Traducciones antiguas como la Septuaginta (LXX)
    La traducción griega de la Biblia hebrea, la Septuaginta, tampoco traduce ḥaṭṭāʾt y ʾāšām con los términos griegos tradicionales para “sacrificio” como thysia (θυσία). En su lugar, usa palabras como "hamartía" (ἁμαρτία) para ḥaṭṭāʾt —literalmente "pecado", lo que indica que el rito está vinculado con el tema del pecado, pero no necesariamente es un "sacrificio" como tal—. El ʾāšām es muchas veces traducido como plemmelia (πλημμέλεια), una palabra que indica una transgresión o falta, especialmente legal o relacional.

  4. Distinción ritual en la estructura levítica
    En Levítico 1–7, se nos presentan cinco tipos de ofrendas u oficios:

    • Holocausto (ʿolah): completamente quemado, dedicado al Señor.

    • Minjá (ofrenda vegetal): sin sangre, una entrega de alimento.

    • Zévaḥ shelamim (sacrificio de paz): compartido entre Dios, los sacerdotes y el oferente.

    • ḥaṭṭāʾt (para purificación): con la sangre colocada en lugares santos.

    • ʾāšām (para restauración): incluye restitución económica.

    En este listado, solo los primeros tres tienen una fuerte connotación de “ofrenda” o “sacrificio” en el sentido tradicional de culto y entrega al altar. El ḥaṭṭāʾt y el ʾāšām están más relacionados con la dimensión funcional: purificación y restitución, respectivamente.


¿Por qué es importante esta distinción?

Comprender que el ḥaṭṭāʾt y el ʾāšām no son simplemente “sacrificios” ayuda a:

  • Evitar teologías de sustitución penal inapropiadas, que malinterpretan estos ritos como pagos por pecado en lugar de actos de restauración o limpieza.

  • Leer Levítico con una hermenéutica centrada en el carácter de Dios: Dios es fiel, justo y misericordioso. Él no exige muerte como satisfacción, sino limpieza y restitución como restauración del orden y la comunión.

  • Valorar mejor el ministerio de Cristo: cuando el Nuevo Testamento alude a Cristo como ḥaṭṭāʾt o ʾāšām, no está diciendo que su muerte fue una pena judicial impuesta por Dios, sino que Él fue el medio por el cual la humanidad fue limpiada, purificada y restituida a Dios, no por castigo, sino por amor fiel.



Esquema Comparativo: Ḥaṭṭāʾt vs. ʾĀšām

Elemento

ḥaṭṭāʾt (חַטָּאת)

ʾāšām (אָשָׁם)

Nombre común

(Mal llamado) “sacrificio por el pecado”

(Mal llamado) “sacrificio por la culpa”

Traducción literal

“Pecado” (la misma palabra sirve para el rito y el acto)

“Culpa”, “transgresión”, también usado para el rito

Finalidad principal

Purificación de inmuebles y acceso al espacio sagrado

Restitución de lo dañado y reconciliación relacional

Tipo de falta asociada

Impurezas rituales o pecados no intencionales (Lev. 4)

Pecados con daño objetivo y necesidad de reparación (Lev. 5:14–6:7)

Énfasis teológico

Limpieza y purificación del santuario y de la comunidad

Restauración y justicia en la relación con Dios y el prójimo

Elemento central del rito

Sangre aplicada en el altar o el lugar santo

Restitución material + rito de reconocimiento de culpa

Destino de la sangre

Aplicada en cuernos del altar, el velo o el lugar santísimo. La sangre se derrama en la base del Altar de Bronce

La sangre se derrama en la base del Altar de Bronce; énfasis principal es la restitución

Destino de la carne

Puede comerse por los sacerdotes o quemarse fuera del campamento

Comido por los sacerdotes en lugares santos

Implicación del oferente

No requiere confesión verbal o restitución económica

Requiere confesión y restitución con 20% adicional

Traducción LXX (Septuaginta)

ἁμαρτία (hamartía) — "pecado"

πλημμέλεια (plemmelia) — "falta", "ofensa"

Naturaleza del acto

Rito de purificación por mediación sacerdotal.

Rito de reconocimiento + acto restaurador

Relación con la muerte del animal

Muerte funcional: permite obtener sangre purificadora

Muerte subordinada: lo principal es la justicia relacional y restaurativa

Resultado esperado

Acceso restaurado a la presencia de Dios

Relación reparada con Dios y con el prójimo

Cristo y el rito (proyección)

Cristo como ḥaṭṭāʾt: purifica el santuario celestial y nuestras conciencias (Heb. 9:23–26). Función Sumo Sacerdotal posterior a la resurrección

Cristo como ʾāšām: entrega voluntaria desde la encarnación hasta su muerte que restituye la humanidad ante el Padre (Isa. 53:10, Rom 5:6-8)



En resumen:

Aunque en la tradición occidental se ha acostumbrado llamar “sacrificios” al ḥaṭṭāʾt y al ʾāšām, el texto bíblico —particularmente Levítico— no los nombra así. Su propósito es funcional y relacional: limpiar lo impuro y restaurar lo dañado. Entender esta diferencia transforma no solo la lectura del Antiguo Testamento, sino también nuestra comprensión del Evangelio como un acto de fidelidad, purificación y reconciliación

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