El Sacrificio Ḥaṭṭāṯ y su Distinción de זֶבַח (Zevaḥ) y θυσία (Thysía) en el Texto Bíblico
El Sacrificio Ḥaṭṭāṯ y su Distinción de זֶבַח (Zevaḥ) y θυσία (Thysía) en el Texto Bíblico
Introducción
El sistema de rituales del Antiguo Testamento presenta una distinción clara entre los distintos actos llevados a cabo en el tabernáculo y el templo. Dentro de este sistema, el חַטָּאת (ḥaṭṭāṯ), generalmente traducido como "ofrenda por el pecado", no es un sacrificio ni una ofrenda en sí mismo, sino un rito de purificación necesario antes de la presentación de cualquier sacrificio aceptable a Dios. Esto lo diferencia de categorías como el זֶבַח (zevaḥ), que sí se considera un sacrificio y que en la Septuaginta se traduce regularmente como θυσία (thysía). Este ensayo analizará por qué el ḥaṭṭāṯ nunca es descrito con estos términos en la Biblia Hebrea ni en su traducción griega, destacando su función purificadora como un requisito previo para el verdadero sacrificio, en contraste con el carácter de comunión y aceptación de los zevaḥîm y otras prácticas sacrificiales.
Análisis del término חַטָּאת (ḥaṭṭāṯ)
El término ḥaṭṭāṯ aparece con frecuencia en la Torá en el contexto de los rituales de purificación. A diferencia de los sacrificios de paz (זֶבַח שְׁלָמִים, zevaḥ šelāmîm) o los holocaustos (עֹלָה, ʿōlâ), el ḥaṭṭāṯ no es un sacrificio en sí mismo, sino un acto de purificación requerido para restaurar la pureza de personas, lugares y objetos contaminados. Su función más clara se encuentra en Levítico 4, donde se detalla cómo la sangre de este rito se aplicaba sobre el altar y en el Lugar Santo, indicando su propósito de limpieza ritual antes de la presentación de cualquier sacrificio aceptable a Dios, en lugar de constituir una ofrenda por sí misma.
A pesar de esta distinción, el ḥaṭṭāṯ es frecuentemente malinterpretado como un sacrificio debido a ciertos elementos que comparte con los zevaḥîm. La aplicación de sangre, la manipulación del altar y la quema de ciertas partes del animal pueden parecer similares a los sacrificios, pero su propósito es fundamentalmente diferente. Mientras que los sacrificios eran actos de comunión con Dios, el ḥaṭṭāṯ servía únicamente para eliminar la impureza ritual y hacer posible la presentación de verdaderas ofrendas aceptables. Tanto el hebreo bíblico como la Septuaginta evitan referirse al ḥaṭṭāṯ con los términos habituales de sacrificio, como זֶבַח (zevaḥ) o θυσία (thysía), lo que demuestra que su función era claramente diferenciada en la mentalidad israelita. En cambio, la Septuaginta lo traduce con la frase περὶ ἁμαρτίας (peri hamartías, "por el pecado"), lo que enfatiza aún más su propósito expiatorio y no su carácter sacrificial.
El carácter sacrificial en el sistema levítico no estaba determinado únicamente por la muerte del animal, sino por el acto de ofrecerlo en el altar, específicamente en el lugar designado para el sacrificio, conocido en hebreo como מקום הזבח (maqom ha-zevaḥ) y en griego como θυσιαστήριον (thysiastērion). La muerte del animal en sí misma no constituía un sacrificio; más bien, era el acto de colocarlo sobre el altar y su aceptación por parte de Dios lo que lo convertía en un verdadero sacrificio. En la mentalidad hebrea, la aceptación divina era el elemento esencial para que una ofrenda pudiera ser considerada un zevaḥ o una θυσία. Sin esta aceptación, no podía contarse como un sacrificio legítimo, ya que su propósito final era la comunión con Dios.
Es en este contexto que el ḥaṭṭāṯ desempeñaba un papel fundamental: no era un sacrificio en sí mismo, sino un rito de purificación necesario para hacer posible la presentación de verdaderas ofrendas aceptables. Su propósito era preparar el altar y a los oferentes, asegurando que el lugar de sacrificio estuviera libre de impureza y apto para recibir ofrendas que Dios pudiera aceptar. Por ello, ni el hebreo ni la Septuaginta designan al ḥaṭṭāṯ con los términos sacrificiales convencionales, subrayando así su carácter distinto y su función previa de "purificación del lugar del sacrificio" dentro del sistema ritual.
El término ḥaṭṭāṯ proviene de la raíz חָטָא (ḥāṭāʾ), cuyo significado abarca diversas dimensiones del pecado en la Biblia. No se limita únicamente a la idea de “errar el blanco”, sino que también implica transgredir los mandamientos de Dios, quebrantar Su pacto, actuar con injusticia y rebelarse contra Su autoridad. En las Escrituras, pecar es desviarse del camino de Dios, incumplir Su voluntad, no actuar conforme a Su palabra, o incluso actuar como enemigo de Su justicia y fidelidad. Es la ausencia de rectitud, la falta de fidelidad y la oposición a la naturaleza santa de Dios.
Desde esta perspectiva, el ḥaṭṭāṯ no puede considerarse un sacrificio en el sentido de una ofrenda aceptada por Dios. Su propósito no es establecer comunión, sino purificar y restaurar la condición del santuario y, como consecuencia, del adorador, para que los sacrificios propiamente dichos puedan ser presentados. A diferencia de los zevaḥîm, que son aceptados como ofrendas de paz o comunión, el ḥaṭṭāṯ es un rito preparatorio que remueve la impureza y el obstáculo que el pecado introduce en la relación entre Dios e Israel. De hecho, los zevaḥîm solo podían ser aceptados después de que se realizara un ḥaṭṭāṯ para purificar el altar, asegurando así que el lugar de sacrificio estuviera limpio ante Dios. Por esta razón, tanto en el hebreo como en la traducción griega de la Septuaginta, el ḥaṭṭāṯ nunca es designado con los términos זֶבַח (zevaḥ) o θυσία (thysía), dejando en claro su distinción fundamental dentro del sistema ritual bíblico.
Distinción entre זֶבַח (zevaḥ) y חַטָּאת (ḥaṭṭāṯ) en el Texto Hebreo
θυσία (Thysía) en la Septuaginta y su Relación con Ζֶבַח (Zevaḥ)
La Septuaginta traduce consistentemente zevaḥ como θυσία (thysía), un término griego que abarca la idea de "ofrenda sacrificada y aceptada por Dios". Se usa ampliamente para traducir los sacrificios de paz, los holocaustos y otras ofrendas voluntarias. Por ejemplo:
Éxodo 10:25: "καὶ ἐρεῖ Μωυσῆς· θυσίας καὶ ὁλοκαυτώματα δώσεις ἡμῖν" (“Y Moisés dijo: Nos darás sacrificios y holocaustos”).
Levítico 3:1: "ἐὰν δὲ θυσία σωτηρίου ἡ προσφορά αὐτοῦ" (“Si su ofrenda es sacrificio de paz”).
Deuteronomio 12:6: "καὶ ἐκεῖ ἀνοίσετε τὰ ὁλοκαυτώματα ὑμῶν καὶ τὰς θυσίας ὑμῶν" (“Y allí presentaréis vuestros holocaustos y sacrificios”).
Sin embargo, cuando se habla del ḥaṭṭāṯ, la Septuaginta nunca usa θυσία. En su lugar, utiliza el término περὶ ἁμαρτίας (peri hamartías), que literalmente significa "por el pecado". Esto confirma que los traductores de la Septuaginta entendían que el ḥaṭṭāṯ no era un sacrificio aceptado como los demás, sino que tenía una función diferente.
Por ejemplo, en Levítico 4:3, el texto griego dice:
"ἐὰν ὁ ἱερεὺς ὁ κεχρισμένος ἁμαρτῇ εἰς ἁμάρτημα τοῦ λαοῦ, προσάξει περὶ ἁμαρτίας..."
(“Si el sacerdote ungido peca, trayendo por el pecado...”).
La traducción de וְהִקְרִיב (vehíqrîv) en la Reina-Valera 1960 como "ofrecer" puede generar una interpretación equívoca, ya que en su origen el verbo קָרַב (qārav) no implica necesariamente la idea de "sacrificio" u "ofrenda" en el sentido de algo que es consumido en el altar y aceptado por Dios. Más bien, su significado fundamental es "acercar" o "traer cerca", refiriéndose a la acción de presentar algo en un contexto ritual sin que ello implique automáticamente que sea un sacrificio aceptado.
En Levítico 4:3, el hebreo dice:
אִם־הַכֹּהֵן הַמָּשִׁיחַ יֶחֱטָא לְאַשְׁמַת הָעָם וְהִקְרִיב עַל־חַטָּאתוֹ פַּר בֶּן־בָּקָר תָּמִים לַיהוָה לְחַטָּאת׃
(’im-haKōhēn haMāšîaḥ yeḥĕṭāʾ le’ašmat hāʿām wehiqrîv ʿal-ḥaṭṭāʾtô par ben-bāqār tāmîm laYHWH leḥaṭṭāṯ.)
("Si el sacerdote ungido peca para traer culpa sobre el pueblo, traerá por su pecado un becerro sin defecto a Yahvé como חַטָּאת (ḥaṭṭāṯ)").
En la Septuaginta (LXX), el mismo versículo se traduce como:
"ἐὰν ὁ ἱερεὺς ὁ κεχρισμένος ἁμαρτῇ εἰς ἁμάρτημα τοῦ λαοῦ, προσάξει περὶ ἁμαρτίας μόσχον ἄμωμον τῷ κυρίῳ."
("Si el sacerdote ungido peca, traerá por el pecado un becerro sin defecto al Señor").
Aquí, el verbo προσάγειν (proságein) es la traducción del hebreo וְהִקְרִיב (vehíqrîv) y significa simplemente "acercar" o "presentar". No tiene el sentido de θυσία (thysía) o ζέβᾰχ (zevaḥ), términos que sí se usan para describir sacrificios aceptados por Dios.
Cuando la Biblia habla de zevaḥîm o de עֹלָה (ʿōlâ, "holocausto"), el verbo וְהִקְרִיב con frecuencia está acompañado de otros términos que confirman su naturaleza sacrificial, como זֶבַח (zevaḥ) o קָטַר (qāṭar, "hacer ascender en humo"). En contraste, en los pasajes que tratan sobre el ḥaṭṭāṯ, la acción de traer el animal (וְהִקְרִיב) no está acompañada por una identificación con el término זֶבַח, lo que confirma la diferencia entre el ḥaṭṭāṯ y los sacrificios propiamente dichos.
En conclusión, וְהִקְרִיב es un término amplio que describe el acto de acercar algo al altar, pero su uso en relación con el ḥaṭṭāṯ no lo convierte en un sacrificio en el sentido de zevaḥ. Esto refuerza la idea de que el ḥaṭṭāṯ es un acto de purificación previo al sacrificio, en lugar de ser un sacrificio en sí mismo.
Este patrón se repite en toda la Septuaginta: cada vez que el ḥaṭṭāṯ es mencionado, se describe con περὶ ἁμαρτίας, nunca con θυσία. Esto refuerza la idea de que no era considerado una ofrenda o un sacrificio aceptado, sino un medio de purificación.
Implicaciones Teológicas y Litúrgicas
El hecho de que el ḥaṭṭāṯ no se llame zevaḥ ni θυσία tiene varias implicaciones teológicas:
El ḥaṭṭāṯ no es un sacrificio en el sentido de comunión con Dios. No es algo que se ofrece para recibir el favor de Dios, sino un rito que busca limpiar la contaminación del pecado.
El ḥaṭṭāṯ no era consumido por los oferentes. En la mayoría de los sacrificios zevaḥ, una parte se comía en una comida de comunión. Pero el ḥaṭṭāṯ, cuando era de expiación por la comunidad o el sumo sacerdote, se quemaba completamente fuera del campamento (Levítico 4:12, 21), lo que refuerza su carácter de purificación en lugar de aceptación.
El ḥaṭṭāṯ precede al verdadero sacrificio aceptable. En el Día de la Expiación (Levítico 16), el ḥaṭṭāṯ es ofrecido primero para purificar el santuario, y solo después se realizan las demás ofrendas.
La acción de "acercar" no implica que se trata de una ofrenda aceptada. Es un paso previo que purifica el altar antes de la verdadera ofrenda.
El hebreo y el griego son tajantes en no relacionar el ḥaṭṭāṯ con los términos sacrificatorios.
Conclusión
El análisis detallado del ḥaṭṭāṯ en la Biblia Hebrea y su traducción en la Septuaginta confirma que este rito de purificación no debe ser entendido como un sacrificio en el mismo sentido que el זֶבַח (zevaḥ) o la θυσία (thysía). La ausencia total de la combinación "zevaḥ ḥaṭṭāṯ" en el hebreo, así como el hecho de que la Septuaginta lo traduce consistentemente como περὶ ἁμαρτίας (peri hamartías) en lugar de θυσία, refuerzan su carácter distintivo. Su propósito no era establecer comunión con Dios, sino eliminar la impureza y preparar el altar y el adorador para la presentación de verdaderas ofrendas aceptables.
El carácter sacrificial en el sistema levítico no dependía únicamente de la muerte del animal, sino de su presentación en el thysiastērion (lugar del sacrificio) y de su aceptación por parte de Dios. Sin esta aceptación, no podía considerarse un sacrificio legítimo. En este sentido, el ḥaṭṭāṯ era un requisito previo, un acto purificador necesario para que los sacrificios genuinos, como los zevaḥîm, pudieran ser presentados y aceptados.
Además, el verbo hebreo וְהִקְרִיב (vehíqrîv), frecuentemente traducido como "ofrecer", no lleva implícita la idea de sacrificio u ofrenda aceptada, sino simplemente la acción de "acercar" o "presentar". La Septuaginta lo traduce como προσάγειν (proságein), manteniendo la distinción entre el ḥaṭṭāṯ y los sacrificios propiamente dichos. Esto muestra que el sistema ritual de Israel tenía una diferenciación clara entre el proceso de purificación y la verdadera presentación de ofrendas.
Teológicamente, esta distinción es crucial. Mientras que los sacrificios eran actos de comunión y aceptación, el ḥaṭṭāṯ representaba la eliminación del obstáculo del pecado y la restauración de la santidad en el santuario. Su función preparatoria subraya que, sin la purificación del altar y del oferente, ningún sacrificio podría ser presentado en condiciones adecuadas. Por lo tanto, el ḥaṭṭāṯ no es un sacrificio en sí mismo, sino el medio por el cual el altar y la comunidad podían volver a entrar en relación con Dios a través de verdaderas ofrendas aceptables.
En conclusión, tanto el testimonio hebreo como el testimonio griego de la Septuaginta muestran que el ḥaṭṭāṯ no pertenece a la categoría de sacrificios, sino que es un rito de purificación esencial en la economía sacrificial de Israel. La distinción tajante en el lenguaje bíblico entre el ḥaṭṭāṯ y los términos asociados con el sacrificio (zevaḥ y thysía) deja claro que el propósito del ḥaṭṭāṯ era preparar el terreno para el sacrificio legítimo, no ser un sacrificio en sí mismo.
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