La Gracia y la Misericordia en el Núcleo de ἐξιλάσομαι (exilasomai)
La Gracia y la Misericordia en el Núcleo de ἐξιλάσομαι
La palabra griega ἐξιλάσομαι (exilasomai) aparece en la Septuaginta (LXX) y se traduce por lo general como “expiar” o “hacer propiciación”. Aunque a primera vista muchos la asocian principalmente con el acto de “aplacar la ira” de Dios, un estudio detallado de la raíz ἱλάσ (ilas) y de sus usos en la LXX revela que, en realidad, la gracia y la misericordia son el núcleo explicativo de este término. Este ensayo propone que la dimensión primordial de ἐξιλάσομαι no es simplemente la calma de la ira divina, sino la expresión de la favorabilidad, gracia y bondad de Dios hacia el ser humano caído. Para sustentar esta tesis, se revisarán pasajes clave de la LXX donde la raíz ἱλάσ aparece, así como su trasfondo hebreo en palabras como סָלַח (salach) y כָּפַר (kaphar), y se mostrará cómo la misericordia divina es el centro de su significado.
I. La Raíz ἱλάσ y su Significado Fundamental
En la LXX, el verbo ἐξιλάσομαι se deriva de la raíz ἱλάσ (presente también en ἱλάσκομαι, ἱλασμός, ἱλαστήριον), una familia de palabras que, según el contexto, puede traducirse como “propiciar”, “expiar”, “perdonar” o “ser misericordioso”. Tradicionalmente, muchos han interpretado esta raíz centrándose en la dimensión de “apaciguamiento” de la ira divina. Sin embargo, un análisis de los textos bíblicos sugiere que la acción de ἱλάσ pone el énfasis en la gracia y en el favor que Dios otorga soberanamente al pecador. Por tanto, la idea de “aplacar la ira” no debe ser considerada el centro, sino más bien una consecuencia de la efusión de la misericordia divina.
1.1. Un Vistazo a la Etymología
La raíz ἱλάσ se utiliza en contextos tanto sagrados como seculares del griego antiguo. En la literatura griega previa a la LXX, el término podía significar “ser favorable a alguien” o “mostrar favor”. Trasladado al contexto veterotestamentario, la LXX reinterpreta este concepto bajo la perspectiva del Dios vivo, cuyo carácter se define por la compasión, la bondad y la fidelidad a su pacto.
1.2. La Dimensión Teológica
Cuando ἱλάσ se utiliza en el ámbito bíblico, la teología que subyace indica que no es el hombre quien hace algo para sosegar la ira divina, sino que es Dios mismo quien, en su gracia, decide mostrarse propicio y extender perdón. El énfasis se posa en su decisión soberana, no en un mecanismo ritual que automáticamente “obligue” a Dios a cambiar de actitud.
II. Pasajes Clave en la LXX que Iluminan ἱλάσ
Existen varios textos donde la raíz ἱλάσ traduce términos hebreos relacionados con el perdón, la compasión y la restauración de la relación con Dios. Estos ejemplos demuestran que el núcleo de ἐξιλάσομαι y demás términos afines se halla en la gracia, no en la mera necesidad de calmar un furor divino.
2.1. 2 Crónicas 6:30
“Escucha desde el cielo, el lugar de tu morada, y sé propicio (ἱλάση), y da a cada uno conforme a sus caminos, según conoces su corazón…”.
En el hebreo subyacente, esta expresión proviene de סָלַח (salach), verbo que significa “perdonar” y nunca está asociado a rituales para aplacar la ira, sino a la libre concesión de la gracia de Dios. El énfasis del pasaje radica en que el Señor, conociendo el corazón de cada persona, decide actuar con misericordia. Por tanto, ἱλάσ se sitúa en la dimensión del favor y la bondad divina que culmina en perdón, en lugar de retratar un esquema de “cólera satisfecha”.
2.2. Salmo 65:3 (LXX 64:3)
“Las iniquidades prevalecen contra mí; nuestras rebeliones tú las perdonarás (ἱλάση).”
El término hebreo original corresponde a כָּפַר (kaphar), que a menudo se traduce como “expiar” o “cubrir”. Sin embargo, la intención teológica del salmista es subrayar que Dios, en su gracia, cubre y perdona el pecado, rescatando al pecador de su condición de culpa. Nuevamente, se sugiere una acción de benevolencia divina, no un mero alivio de la ira.
2.3. Lamentaciones 3:42
“Nos hemos rebelado y fuimos desleales; tú no perdonaste (ἱλάση).”
Aquí, ἱλάσ traduce otra vez el verbo hebreo סָלַח (salach). La ausencia de perdón no significa que Dios no haya sido “calmado”, sino que, a causa de la terquedad y la falta de arrepentimiento genuino, su gracia no encuentra un corazón dispuesto. De nuevo, la raíz ἱλάσ se asocia al perdón que Dios otorga por su misericordia.
III. ἱλάσ en Éxodo 32:30: Un Caso Paradigmático
En Éxodo 32:30, Moisés declara:
“Vosotros habéis cometido un gran pecado; pero yo subiré ahora a Jehová; quizá haré expiación (ἐξιλάσομαι) por vuestro pecado.”
El contexto es el becerro de oro, un pecado de idolatría severa que, bajo el sistema mosaico, no tenía expiación ritual posible. No obstante, Moisés habla de ἐξιλάσομαι en primera persona, reconociendo que no hay un sacrificio que cumpla con el propósito de resolver tan grave afrenta. El “quizá” deja entrever que Moisés apela a la voluntad soberana y misericordiosa de Dios, no a un ritual mecánico que “aplacaría” automáticamente su ira.
3.1. El Énfasis en la Gracia
Moisés sabe que la única esperanza para Israel es que Dios, en su favor y compasión, decida perdonar y restaurar. Este uso de ἐξιλάσομαι coincide con lo que vemos en 2 Crónicas 6:30, Salmo 65:3 y Lamentaciones 3:42: la iniciativa y la provisión del perdón nacen de la misericordia divina, no de un ritual de aplacamiento.
3.2. La Continuación en Éxodo 34
El capítulo siguiente, Éxodo 34, subraya este carácter misericordioso de Dios, cuando proclama:
“¡Jehová, Jehová, fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad!” (Éx 34:6).
La renovación del pacto que tiene lugar allí ocurre por la gracia y la paciencia de Dios, reconociendo que el perdón de la idolatría solo puede provenir de Su fidelidad al pacto y de Su corazón compasivo.
IV. Perspectiva Teológica: La Misericordia como Centro
Este análisis filológico y contextual de ἐξιλάσομαι y la raíz ἱλάσ en la LXX indica que su dimensión central gira en torno a la gracia, la compasión y el favor divinos. Si bien existe un matiz de “apaciguamiento” de la ira de Dios, este es más bien el efecto o consecuencia de la misericordia que Dios decide otorgar, no el fundamento. Dicho de otra forma, la ira de Dios se aleja (o se satisface) como resultado de que Él mismo otorga perdón y reconcilia al pecador consigo.
4.1. Diferencia con la Idea Exclusiva de “Apaciguamiento”
En muchas corrientes teológicas o en determinados acercamientos exegéticos, se interpreta ἐξιλάσομαι casi exclusivamente como la necesidad de “calmar la ira”. Sin embargo, como demuestran los textos mencionados, la dinámica interna de la palabra apunta más a la iniciativa de Dios al mostrar su beneplácito. En vez de que el ser humano “haga algo” para aplacar la ira divina, la LXX resalta que es Dios quien se muestra propicio cuando el pecador se vuelve a Él con arrepentimiento.
4.2. Raíces Hebreas Relevantes: סָלַח (salach) y כָּפַר (kaphar)
- סָלַח (salach): Se traduce a menudo como “perdonar” en la LXX con ἱλάσ. No conlleva ritual expiatorio en el hebreo; únicamente Dios puede salach, enfatizando su gracia soberana.
- כָּפַר (kaphar): Si bien puede significar “cubrir” o “expiar”, a la larga su finalidad expresa una restauración de la comunión quebrada, un reencuentro graciable con Dios.
V. Conclusión
El estudio de ἐξιλάσομαι en la LXX, especialmente a través de su raíz ἱλάσ y de su correspondencia con palabras hebreas como סָלַח y כָּפַר, muestra con claridad que el núcleo de este término radica en la misericordia, la gracia y el favor divinos. La aplacación de la ira de Dios no es la esencia ni el punto de partida, sino una consecuencia de que Dios, en su soberanía, decida ser propicio y perdonar al pecador.
La evidencia bíblica en pasajes como 2 Crónicas 6:30, Salmo 65:3, Lamentaciones 3:42 y, de manera especial, en el contexto de la intercesión de Moisés en Éxodo 32:30, confirma que la gracia es el factor determinante que permite la restauración de la relación entre Dios y el hombre. Se trata de un gesto divino que surge de su carácter compasivo, reflejado en la autodefinición de Dios en Éxodo 34:6-7: “misericordioso y piadoso, tardo para la ira y grande en misericordia y verdad.”
Lejos de ser un mero detalle filológico, este énfasis en la gracia y la misericordia transforma la comprensión teológica de la expiación y la propiciación. La Biblia presenta a un Dios que, si bien no tolera el pecado, ofrece un camino de perdón y reconciliación en virtud de su favor inmerecido. Por consiguiente, la correcta lectura de ἐξιλάσομαι y de la raíz ἱλάσ invita al creyente a centrar su confianza en la bondad y la compasión divinas antes que en cualquier intento humano por calmar la ira de Dios. De esta forma, la Escritura testifica que la gracia es, en última instancia, la fuente de toda reconciliación entre Dios y el ser humano.
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