El Sistema Sacrificial Levítico: Inclusión, Purificación y Comunión en el Antiguo Israel

 

El Pentateuco, particularmente en los libros de Éxodo y Levítico, ofrece un detallado retrato de la forma en que el antiguo Israel se relacionaba con la presencia de Dios. Dentro de ese marco, los sacrificios ocupaban un papel preponderante para tratar aspectos relacionados con la pureza del campamento, la contaminación del santuario y la reconciliación o restauración de la comunión entre Dios y su pueblo. Las prescripciones sobre sacrificios no eran uniformes: existía una variedad de ofrendas según las circunstancias, el estatus social y la capacidad económica del oferente. Dicho de otra manera, el sistema sacrificial se diseñó con sensibilidad a la diversidad económica y social de la comunidad.

Uno de los conceptos centrales en la comprensión del culto israelita era la santidad de Dios. Dado que Dios era reconocido como absolutamente santo, no podía tolerar la impureza o la contaminación asociada al pecado en el lugar donde Él manifestaba su presencia, es decir, en el santuario. Por esta razón, el sistema de sacrificios hacía hincapié en la purificación de todo objeto o lugar que hubiera sido contaminado. El pecado, entendido no solo como transgresión moral sino también como fuente de impureza, era visto como un obstáculo para la continuidad de la comunión entre Dios y el pueblo. De ahí que la Ley estableciera una serie de rituales muy específicos destinados a restablecer el orden y la pureza perdida.

Este ensayo se propone, en primer lugar, describir y analizar los diferentes tipos de animales y ofrendas que se usaban en el sacrificio por el pecado (hattat), haciendo hincapié en el componente comunitario y en la importancia de la purificación del santuario. En segundo lugar, explora la flexibilidad del sistema, que reconocía la diversidad de la población israelita. Finalmente, se revisa la relevancia del cordero macho en otros sacrificios y se subraya la lógica interna que conectaba cada tipo de ritual con la necesidad de mantener la santidad en el lugar de reunión con Dios.


2. Sacrificios por el pecado (hattat) y la purificación del santuario

La noción de sacrificio por el pecado o hattat se detalla principalmente en Levítico 4 y 5. A diferencia de otras ofrendas, el propósito esencial de este sacrificio era purificar lo que se hubiera contaminado debido al pecado: no solo la conciencia del individuo, sino también el espacio sagrado del tabernáculo (o posteriormente del Templo). Esta contaminación espiritual o ritual era un factor de ruptura que exigía una intervención concreta para restaurar el equilibrio y permitir que la presencia divina continuara en el campamento.

2.1 Contaminación del santuario

El texto bíblico enfatiza repetidamente que el pecado afectaba la relación del hombre con Dios y, además, “manchaba” o contaminaba el santuario. Así, el santuario podía considerarse “impuro” cuando había transgresiones sin resolver. Esta lógica se sustenta en la idea de que Dios habita en medio de su pueblo de una manera especial, y la impureza resultante de las acciones humanas se proyectaba también sobre el lugar de morada divina en la tierra. En consecuencia, la sangre del sacrificio por el pecado, aplicada sobre objetos específicos dentro del tabernáculo, se convertía en un medio para purificar y “limpiar” el ambiente sagrado.

2.2 Diferencia entre el hattat y otras ofrendas

Mientras que otros sacrificios, como el holocausto o las ofrendas de paz, tenían propósitos de consagración, gratitud o comunión, el hattat tenía una función concreta de expiación y purificación. El sacrificio por la culpa (generalmente asociado a un “carnero” y descrito como asham en algunos pasajes) se relacionaba con situaciones más específicas, a menudo acompañadas de restituciones materiales. Por el contrario, el hattat atendía la necesidad de limpiar y reparar la contaminación causada por diversas ofensas, incluidas aquellas que se cometían de manera involuntaria o inadvertida.


3. Variedad de animales y su propósito en la expiación

El texto bíblico presenta una ordenación clara sobre qué tipo de animal correspondía a cada caso de pecado, dependiendo de factores como la condición del pecador (sacerdote, líder, persona común) o su capacidad económica. Esta diversidad revela la intención de no excluir a nadie del proceso de expiación y purificación. A continuación, se desarrolla cada una de estas categorías.

3.1 Toros jóvenes (Levítico 4:3-21)

Contexto:

  • Cuando el que pecaba era el sacerdote ungido (el sumo sacerdote) o bien se trataba de un pecado corporativo de toda la congregación, la gravedad del asunto era mayor. Se consideraba que estos actos producían una contaminación intensa del santuario.

Uso y propósito:

  • Levítico 4:3-12 estipula el uso de un toro joven en caso de que pecara el sacerdote ungido, pues sus acciones tenían repercusiones significativas para todo el pueblo, siendo él el mediador entre la congregación e Israel.
  • Levítico 4:13-21 aborda la situación en que todo el pueblo, quizás por ignorancia o desobediencia, había incurrido en una falta colectiva. Para limpiar la culpa y la contaminación derivada, debía ofrecerse también un toro joven.

Implicación ritual:

  • En estos escenarios, la sangre del toro se llevaba incluso dentro del lugar santo y se esparcía en torno al altar del incienso, indicando la gravedad de la ofensa. Además, ciertas partes del animal se quemaban fuera del campamento, simbolizando la eliminación completa de la impureza.

3.2 Machos cabríos (Levítico 4:22-26; 16:5-15)

Contexto:

  • Los líderes civiles o jefes tribales, cuando cometían una falta, también generaban un impacto en la vida de la comunidad, pero no tan extendido como en el caso del sumo sacerdote o de todo el pueblo a la vez.
  • Además, el macho cabrío se usaba en rituales de altísima relevancia, como el Día de la Expiación (Levítico 16), festividad en la que el sumo sacerdote purificaba el santuario de las impurezas acumuladas durante el año.

Uso y propósito:

  • Levítico 4:22-26: El líder que pecaba ofrecía un macho cabrío como sacrificio hattat. Su sangre, aunque también se utilizaba para purificación, no se introducía en el lugar santísimo del tabernáculo, ya que su pecado no alcanzaba la misma gravedad que el de todo el pueblo en conjunto o el del sumo sacerdote.
  • Levítico 16:5, 15: Durante Yom Kippur, el macho cabrío (así como otro cabrío “chivo expiatorio” que se enviaba al desierto) asumía un papel central para purificar no solo al sacerdote y al pueblo, sino también el santuario mismo.

Implicación ritual:

  • El énfasis recae en la responsabilidad especial de un líder ante la comunidad. Este líder, al pecar, no solo se dañaba a sí mismo, sino que afectaba la estabilidad moral y espiritual de los suyos.

3.3 Corderas o cabras hembras (Levítico 4:27-35)

Contexto:

  • Las personas comunes o sin cargo de liderazgo también podían transgredir la Ley. Sin embargo, los efectos de su pecado se entendían de menor alcance institucional que los de un líder o el sumo sacerdote.

Uso y propósito:

  • Levítico 4:27-31: Una cabra hembra se ofrecía cuando alguien del pueblo pecaba de manera inadvertida. Esta opción subraya la intención de hacer el acceso a la expiación lo más amplio posible.
  • Levítico 4:32-35: De manera alterna, podía usarse una corderita hembra, demostrando la flexibilidad del rito para adaptarse a la disponibilidad de ganado de cada individuo.

Implicación ritual:

  • El proceso seguía los lineamientos generales del sacrificio por el pecado: imposición de manos sobre la víctima, derramamiento y aspersión de la sangre en el altar, y quema de partes selectas. Así se lograba el propósito de purificar y reconciliar.

3.4 Aves: Tórtolas o pichones de paloma (Levítico 5:7-10)

Contexto:

  • No todos los israelitas contaban con recursos para criar o adquirir un animal grande como un toro, un macho cabrío o siquiera una cabra. Por ello, la ley contemplaba la posibilidad de ofrecer aves como sacrificio.

Uso y propósito:

  • Levítico 5:7-10 indica que, si alguien no podía costear un animal de mayor tamaño, podía traer dos aves: una para el sacrificio por el pecado y otra para el holocausto. Esto garantizaba el acceso universal a la expiación.

Implicación ritual:

  • Aunque la cantidad de sangre o el procedimiento con aves es distinto (por su menor tamaño), el objetivo seguía siendo el mismo: la purificación del santuario y la restauración de la comunión de la persona con la comunidad y con Dios.

3.5 Harina fina (Levítico 5:11-13)

Contexto:

  • La Ley incluía una opción para casos de extrema pobreza, en los que el individuo ni siquiera podía ofrecer aves.

Uso y propósito:

  • Levítico 5:11-13 prescribía traer harina fina, sin aceite ni incienso, como ofrenda expiatoria. Esto representaba el mínimo esencial para participar del ritual de purificación.

Implicación ritual:

  • La ausencia de aceite y de incienso resaltaba la solemnidad del acto. No se buscaba la fragancia o el disfrute de la ofrenda, sino cumplir el propósito de limpieza y restauración.
  • Así, nadie podía excusarse de purificar el santuario y reconciliarse con Dios por falta de recursos. El sistema sacrificial velaba por la inclusión de todos.

4. Elementos clave de este sistema

4.1 Variedad y flexibilidad

A lo largo de las prescripciones levíticas, se ve con claridad que había una verdadera política de inclusión en el culto. Cualquier persona, desde el sumo sacerdote hasta un individuo común en condición de pobreza, tenía acceso a la expiación. El sacrificio no era un privilegio reservado a una élite económica, sino un derecho y a la vez un deber de todos los miembros de la comunidad. De ahí que se señalen diversas opciones, ajustables a la disponibilidad de ganado o bienes de cada cual.

La estructura misma de la Ley pone en evidencia una notable sensibilidad social:

  • Sumo sacerdote o congregación entera: Exigen el sacrificio de mayor envergadura (un toro).
  • Líder individual: Macho cabrío.
  • Persona común: Cabra hembra o corderita hembra.
  • Pobres: Aves.
  • Extremadamente pobres: Harina fina sin aceite ni incienso.

Esta estratificación revela que la comunidad de Israel tenía un carácter plural, con notorias diferencias socioeconómicas, pero que se buscaba la igualdad de acceso al acto de purificación y reconciliación.

4.2 Propósito principal: purificar el santuario

Aunque el sacrificio por el pecado conllevaba la remoción de la culpa del individuo, el texto subraya la purificación de “los inmuebles” o utensilios del santuario como un foco esencial. ¿Por qué tanto énfasis en purificar objetos materiales? La explicación se comprende al recordar que el santuario era el espacio que garantizaba la presencia de Dios entre su pueblo. Si el santuario se contaminaba, se ponía en riesgo esa presencia divina. Si no se atendía la contaminación a través de los sacrificios, Dios podría retirar su protección y compañía, algo que en la mentalidad de Israel equivalía a quedar expuesto a todo tipo de desgracias.

Este entendimiento del pecado como contaminante de espacios sagrados se encontraba muy arraigado en la cosmovisión semítica antigua. Más que una mera infracción legal, el pecado tenía consecuencias espirituales tangibles que era preciso resolver por medio de acciones rituales muy concretas.


5. El cordero macho en otros sacrificios y su exclusión del hattat

Uno de los datos más curiosos de las prescripciones levíticas es que, aunque las hembras de cordero se usaban en el hattat, el cordero macho no aparece como opción en los sacrificios por el pecado. Dicho animal se reservaba para otros rituales significativos, lo cual pone de manifiesto la especialización de cada tipo de sacrificio y de cada elemento ofrecido.

5.1 Holocausto (Levítico 1:10-13)

El cordero macho era muy común en el holocausto, un sacrificio de consagración en el que la víctima se quemaba por completo, simbolizando la entrega total de la persona a Dios. Este acto difería notablemente del hattat, donde partes del animal se utilizaban para la purificación de objetos sagrados y otras partes se quemaban fuera del campamento.

5.2 Sacrificio de paz o comunión (Levítico 3:6-7)

El cordero macho también podía emplearse en el sacrificio de paz, ofrenda que acentuaba la comunión y gratitud. Se trataba de un rito festivo, en el que parte de la carne se consumía en una comida sagrada, evocando un banquete compartido entre Dios, los sacerdotes y el oferente.

5.3 Pascua (Éxodo 12:3-6)

Uno de los ejemplos más conocidos es la Pascua. En este ritual anual, que conmemoraba la liberación de Egipto, los israelitas debían escoger un cordero macho de un año sin defecto para sacrificarlo y, posteriormente, consumirlo durante la noche de la celebración. Este evento marcaba la identidad nacional de Israel como pueblo rescatado por la mano de Dios.

5.4 Consagración diaria (Éxodo 29:38-42)

El cordero macho también aparecía en los sacrificios diarios del tabernáculo. Según Éxodo 29, cada día se ofrecían dos corderos, uno por la mañana y otro por la tarde, como holocaustos continuos. Estos sacrificios sostenían el vínculo diario de Israel con Dios, manteniendo una atmósfera de reverencia en el campamento.


6. Reflexiones sobre el carácter representativo del sistema

El estudio de la distribución de animales en los distintos sacrificios muestra un orden muy cuidadoso. Cada detalle, desde el animal específico hasta la forma de ofrendarlo, tenía un propósito simbólico para comunicar el mensaje de la santidad de Dios y la necesidad de preservarla en la vida comunitaria.

  1. Selección específica del animal:

    • El toro joven subrayaba la responsabilidad y la magnitud de la falta cuando el sumo sacerdote o toda la comunidad pecaba.
    • El macho cabrío, ofrecido por líderes y en el Día de la Expiación, recalcaba el lugar intermedio que ocupaba la culpa de un líder individual en relación con el pueblo.
    • Las corderas o cabras hembras servían para las personas comunes, implicando una menor escala de impacto pero idéntica necesidad de purificación.
    • Las aves y la harina fina representaban la preocupación por la situación de los más vulnerables.
  2. Participación personal y colectiva:

    • En algunos casos, el pecador imponía sus manos sobre la cabeza del animal antes de sacrificarlo, subrayando la identificación personal con la ofrenda.
    • En los sacrificios por el pecado del sumo sacerdote o de toda la congregación, el acto se volvía comunitario, reforzando la idea de que el pecado no es un asunto meramente individual, sino que repercute en la salud espiritual de todos.
  3. Purificación de lugares y objetos:

    • El rociamiento de la sangre en altares y, en ocasiones, en el velo del santuario, mostraba la urgencia de extirpar cualquier contaminación que amenazara la presencia divina en medio del pueblo.
  4. Accesibilidad del perdón:

    • Desde el toro hasta la harina fina, había una provisión para cada israelita, de modo que nadie, por más pobre que fuera, quedara excluido de la purificación y la reconciliación con Dios.

7. Implicaciones sociales y comunitarias

Uno de los aspectos sobresalientes de este sistema sacrificial es su dimensión social. Si bien la purificación del santuario se centraba en la presencia divina, el texto bíblico destaca que la reconciliación también atañía a las relaciones humanas dentro de la comunidad. El pecado, al perturbar el orden divino, generaba un impacto colectivo. No se trataba solo de la culpa de un individuo, sino de la armonía comunitaria que podía verse dañada.

  • La figura del sumo sacerdote: Cuando el sumo sacerdote cometía un error, toda la congregación sufría las consecuencias, pues el nivel de contaminación era elevado. Por ello, se esperaba de él una conducta cuidadosa y, si fallaba, un sacrificio de alto costo.
  • Los líderes civiles: Se reconocía que sus acciones repercutían en el bienestar y la estabilidad de la sociedad. Su sacrificio implicaba, pues, un reconocimiento de la responsabilidad que ostentaban.
  • Las personas comunes: Tenían la oportunidad de enmendarse ante Dios y ante la comunidad, evitando que su ofensa personal acarreara consecuencias a largo plazo.

Asimismo, las provisiones para pobres y extremadamente pobres atestiguan un principio de equidad y solidaridad. En un modelo social donde el individuo más necesitado quedara imposibilitado de acceder a la reconciliación con Dios, la sociedad se vería incompleta. Pero la Ley no permitía esa exclusión: todos, sin excepción, recibían instrucción para acercarse y “limpiar” la contaminación asociada a la falta.


8. Comprensión ritual del sacrificio y su sentido práctico

Es importante subrayar que los rituales descritos en Levítico no eran ceremonias vacías o meramente exteriores. Para la mentalidad antigua, los gestos, la imposición de manos, la aspersión de sangre y el desecho de ciertas partes del animal poseían un carácter efectivo. Es decir, no se concebía que la purificación fuera un asunto exclusivamente simbólico, sino un acto real que obraba un cambio tangible en el ámbito sagrado y comunitario.

Dada la relevancia de la purificación del santuario, los sacerdotes tenían una labor minuciosa:

  • Debían diagnosticar las impurezas, enseñar las leyes a la comunidad, recibir las ofrendas y realizar correctamente el ritual, cuidando cada detalle para que el efecto purificador fuera completo.
  • Si algo se hacía de manera incorrecta, podría perdurar la contaminación y la consecuencia sería la interrupción de la comunión con Dios.

Este sistema, por tanto, se fundamentaba en el respeto y la obediencia a las indicaciones divinas. La vida espiritual de la nación giraba en torno al tabernáculo y, posteriormente, al Templo, de modo que el mantenimiento de la santidad en dicho espacio resultaba esencial para la supervivencia misma de la comunidad.


9. La importancia del Día de la Expiación en este contexto

Aunque la Ley prescribía sacrificios cotidianos y rituales de purificación en diferentes circunstancias, existía un día singular en el calendario israelita dedicado a la expiación general: Yom Kippur, el Día de la Expiación (Levítico 16). En él, se utilizaban machos cabríos de forma muy destacada. Uno de ellos se sacrificaba y su sangre se introducía en el Lugar Santísimo, mientras que el otro, el chivo expiatorio, era enviado vivo al desierto, simbolizando la expulsión de las iniquidades del campamento.

El Día de la Expiación constituía la culminación del ciclo anual de purificación. Si bien a lo largo del año las ofrendas por el pecado limpiaban casos puntuales de contaminación, durante Yom Kippur se cerraba cualquier brecha residual. El sumo sacerdote, tras purificarse a sí mismo y a su familia, ejercía esa función en favor de toda la congregación. De este modo, el santuario quedaba plenamente limpio, y el pueblo, reconciliado con su Dios.

Este evento muestra la dimensión colectiva de la pureza ritual en Israel. El Día de la Expiación recordaba a cada israelita que, a pesar de las acciones individuales de purificación, era necesario un acto comunitario que abriese camino a la renovación anual de la santidad. Se podría afirmar que todo el año giraba en torno a esa celebración máxima, donde el santuario era purgado del cúmulo de impurezas que se hubieran ido “acumulando”.


10. Aplicaciones y significado en la experiencia del antiguo Israel

Aunque el sistema sacrificial descrito en Levítico pueda parecer remoto para la mentalidad contemporánea, para el antiguo Israel presentaba varias lecciones y significados en su contexto cultural y religioso:

  1. Responsabilidad personal y colectiva: Cada persona asumía su parte de responsabilidad, ya fuera líder, sacerdote o individuo común. El acto de traer su ofrenda por el pecado implicaba un reconocimiento del error y un deseo de restablecer la comunión con la comunidad y con Dios.

  2. Dimensión social de la pureza: La impureza no era vista solo como un problema individual, sino también como una perturbación de la vida comunitaria. Por ende, la purificación requerida servía al bien común.

  3. Santidad y misericordia divinas: Al exigir purificación, Dios mostraba su santidad inquebrantable; al proveer varios tipos de ofrendas adaptadas a cada estrato social, mostraba su misericordia y deseo de mantener una relación con todos, sin excluir a los humildes o necesitados.

  4. Educación litúrgica y catequesis práctica: Los sacrificios eran, en buena medida, una “escuela” que inculcaba a cada israelita la gravedad del pecado y la necesidad de mantenerse en la senda de la santidad. Asimismo, la implicación en el ritual reforzaba el sentido de solidaridad dentro del campamento.


11. Conclusión: un modelo inclusivo de expiación

El sistema sacrificial levítico, tal y como se describe en los textos bíblicos, constituía un modelo integral de vida religiosa para la antigua comunidad de Israel. Las minuciosas disposiciones legales no eran un fin en sí mismas, sino un medio para preservar la pureza del espacio sagrado y asegurar la continuidad de la comunión entre Dios y su pueblo. A través de la ofrenda de toros, machos cabríos, corderas, aves y, en último extremo, harina fina, la Ley garantizaba que nadie quedara fuera de la posibilidad de expiación. Con ello, se subrayaba la universalidad de la necesidad de reconciliación, pero también la universalidad de la invitación divina a participar en ella.

Este sistema remarca, además, la relación inseparable entre la santidad y la misericordia. Por un lado, se exigía que se limpiase cualquier contaminación para que la presencia de Dios no se alejara del campamento; por otro, se brindaba un método incluyente y accesible a todos para llevar a cabo esa purificación. Así, se observa una teología en la que la rectitud moral y la solidaridad religiosa van de la mano, cumpliéndose en la práctica un ideal comunitario donde cada miembro podía —y debía— contribuir al sostenimiento de la vida santa ante Dios.

Cabe resaltar que el cordero macho, a pesar de ser un animal de gran importancia simbólica en otros sacrificios (holocausto, sacrificio de paz, Pascua, ofrenda diaria), no se contemplaba para el hattat. Ello deja ver cómo cada ritual se distinguía claramente por detalles como la especie y la edad del animal, el lugar donde se esparcía la sangre y la forma de proceder con el cuerpo de la víctima. El orden dentro de Levítico no es, pues, arbitrario, sino que responde a una lógica interna que busca promover, de manera eficaz y didáctica, el ideal de pureza.

En última instancia, este sistema no solo hablaba de la relación vertical entre el ser humano y lo divino, sino que también regulaba la relación horizontal entre los mismos miembros de la comunidad. Entender la contaminación del santuario como algo que involucraba a todo el pueblo muestra cuán profundamente la Torah concebía al pecado como un fenómeno con implicaciones sociales, y a la expiación como un instrumento de cohesión y renovación comunitaria.

Palabras finales:
El estudio detallado de los sacrificios por el pecado en Levítico 4 y 5, junto con las menciones complementarias en Levítico 16 y otros pasajes, nos permite valorar la coherencia y la profundidad de la liturgia israelita antigua. La diversidad de animales y ofrendas disponibles, la atención a la purificación de objetos sagrados y la dimensión social de la expiación conforman un cuadro donde la santidad divina y la necesidad humana se encuentran, sin excluir a nadie por razones de estatus o de poder adquisitivo. En ese sentido, se puede afirmar que el sistema sacrificial levítico, lejos de ser una imposición onerosa, constituía un mecanismo de gracia dentro del propio horizonte religioso de Israel: permitía renovar los lazos con Dios y mantener viva la conciencia de su presencia en medio del pueblo.

Ese espíritu de inclusión, de responsabilidad compartida y de reverencia por la presencia de Dios, es una de las herencias más destacadas que legó el Pentateuco. Aunque las formas rituales hayan cambiado con el paso de los siglos, el principio subyacente —el deseo de una comunidad libre de impureza y la certeza de que la reconciliación con lo divino debe estar abierta a todos— permanece como una enseñanza valiosa para cualquier época y contexto.


A continuación, se muestra una tabla corregida y ampliada con los datos principales de los sacrificios tal como aparecen en Éxodo y Levítico, incluyendo ahora el sacrificio de acción de gracias y el sacrificio de voto, que son modalidades del sacrificio de paz (zébah shelamim). Se han ajustado algunos detalles sobre qué animales se permiten y qué partes se queman, teniendo en cuenta las distinciones que hacen los textos bíblicos.

Nota: En algunos casos, la normativa difiere según la situación específica (por ejemplo, un hattat para el sumo sacerdote o para la congregación completa se quema íntegramente fuera del campamento, mientras que el hattat de un individuo puede ser consumido por los sacerdotes en lugar santo). La tabla sintetiza los lineamientos más generales; para más precisión, conviene consultar los pasajes específicos en Levítico.


Tipo de Sacrificio

Tipo de Animal

¿Es de olor fragante?

¿Se come la carne?

¿Se quema algo fuera del campamento?

¿Qué parte se quema en el altar?

Hattat
(Sacrificio por el pecado)

- Toro joven (para pecado del sumo sacerdote o de toda la congregación)
- Macho cabrío (para líderes)
- Cabra hembra o corderita hembra (para persona común)
- Aves: tórtolas o pichones (para quienes no pueden costear ganado)
- Harina fina (para los extremadamente pobres)

No

, pero solo los sacerdotes y solo en un lugar santo (cuando se trata del pecado de un individuo común o de un líder).
NO se come si es el sacrificio por el pecado del sumo sacerdote o por toda la congregación: en esos casos, se quema todo fuera del campamento (Lev 4).

, cuando se trata de un toro por el pecado del sumo sacerdote o de toda la congregación (Lev 4:11-12, 4:20-21).
- Para el pecado individual, solo se queman fuera partes específicas no consumidas por los sacerdotes.
- Las aves y la harina fina tienen su ritual propio dentro del santuario.

Grasa, riñones, lóbulo del hígado se queman en el altar (Lev 4:8-10).
- En el caso de aves, la sangre se rocía y ciertas partes (como el buche) se desechan.
- En la harina fina no hay partes grasas; se quema una porción memorial (Lev 5:11-13).

Holocausto
(‘Olah)

- Toro
- Carnero o cordero macho
- Macho cabrío
- Aves (tórtolas o pichones)

No. El holocausto se quema por completo en el altar (salvo ciertos despojos en el caso de aves).

No

Todo el animal (piezas desolladas) se quema en el altar, excepto el buche de las aves (Lev 1).

Sacrificio de Paz
(Zebaj shelamim)

- Reses (machos o hembras, por ej. toros, becerros, terneras)
- Ovejas (machos o hembras, por ej. corderos, corderas)
- Cabras (machos o hembras)

 (aroma grato)

. Parte de la carne la comen el oferente y su familia, y los sacerdotes reciben su porción.

No

Grasa, riñones y lóbulo del hígado se queman en el altar (Lev 3:3-5).
- El resto del animal se distribuye para comida sagrada.

Sacrificio de Acción de Gracias
(Todá)
(Modalidad de Sacrificio de Paz)

- De la misma categoría que el sacrificio de paz:
- Toro o vaca (macho o hembra)
- Oveja (macho o hembra)
- Cabra (macho o hembra)

. Se debe comer en el mismo día de su ofrecimiento (Lev 7:15). Además, se acompaña con panes o tortas sin levadura y panes leudados (Lev 7:12-13).

No

Grasa, riñones y lóbulo del hígado se queman en el altar (Lev 7:3-5).
- El resto se reparte entre el oferente, familia y sacerdotes, pero debe consumirse el mismo día.

Sacrificio de Voto
(Neder)
(Modalidad de Sacrificio de Paz)

- Igual que el sacrificio de paz:
- Toro o vaca (macho o hembra)
- Oveja (macho o hembra)
- Cabra (macho o hembra)

. A diferencia del sacrificio de acción de gracias, la carne puede comerse el día de la ofrenda y también al día siguiente, pero no más allá (Lev 7:16-17).

No

Grasa, riñones y lóbulo del hígado se queman en el altar.
- El resto de la carne lo comen el oferente, su familia y los sacerdotes dentro del plazo indicado (Lev 7:16-18).

Sacrificio de Culpa
(Asham)

Carnero

No

, solo los sacerdotes pueden comer la carne y deben hacerlo en lugar santo (Lev 7:6).
- El oferente no participa de esta carne.

No

Grasa, riñones y lóbulo del hígado (Lev 7:3-5). El resto pertenece a los sacerdotes, pero no se quema fuera del campamento.

Sacrificio de Pascua
(Pésaj)

Cordero macho (de un año, sin defecto; puede ser también un cabrito macho de la misma edad, Éx 12:5)

(No se menciona explícitamente “olor fragante”, aunque se asume que toda ofrenda a Yahvé era aceptada con agrado. Suele entenderse que  era aroma grato, pero el texto hace más énfasis en la conmemoración).

. Toda la carne del cordero pascual debía ser consumida por la familia o el grupo que lo ofrecía. Se asaba y no se guardaba nada para días posteriores (Éx 12:8-10).

No

Ninguna parte se quema en el altar en el sentido levítico habitual. El cordero se sacrifica, se rocía su sangre en el altar (en tiempos del Templo), y luego la carne se asa y se consume totalmente esa noche.

Ofrenda Diaria
(Holocausto continuo)

Cordero macho (uno por la mañana y otro por la tarde, Éx 29:38-42)

No

No

Todo el animal se quema en el altar (es un holocausto).


Comentarios finales sobre la tabla

  1. Hattat (Sacrificio por el pecado)
    • Dependiendo de la categoría del pecador (sumo sacerdote, líder, individuo, etc.), la cantidad de animal que se quema fuera del campamento puede variar (en algunos casos, se quema todo el animal afuera; en otros, solo se quema la grasa en el altar y el resto se consume por los sacerdotes).
    • Si el sacrificio por el pecado es de un ave o de harina, se siguen procedimientos diferentes al de los animales de ganado (Lev 5:7-13).
  2. Sacrificio de Paz y sus modalidades
    • El Sacrificio de Acción de Gracias (Todá) y el Sacrificio de Voto (Neder) son subcategorías del zebaj shelamim (sacrificio de paz).
    • Ambos son de “olor grato” y su carne la consumen tanto el oferente como los sacerdotes; sin embargo, difieren en el plazo para comerla:
      • Acción de gracias: en el mismo día.
      • Voto (o “voluntario”) y ofrenda voluntaria: puede comerse también al día siguiente.
  3. Sacrificio de Pascua
    • Se relaciona estrechamente con el evento histórico de la liberación de Egipto (Éx 12). El consumo de la carne asada la misma noche de la Pascua, sin dejar sobras, es parte esencial del rito.
  4. Ofrenda diaria o Holocausto continuo
    • Marca el ritmo cotidiano de la relación de Israel con Dios: cada mañana y tarde se ofrecía un cordero como holocausto perpetuo (Éx 29:38-42; Núm 28:3-4).

Esta síntesis refleja la complejidad y la riqueza del sistema sacrificial establecido en la Torá, mostrando cómo cada tipo de ofrenda cumplía un propósito específico: purificación, consagración, celebración, comunión o recordatorio de acontecimientos fundantes para la identidad de Israel.

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