12. La Propiciación y la Expiación: Un Entendimiento desde la Biblia

12.  La Propiciación y la Expiación: Un Entendimiento desde la Biblia

La propiciación y la expiación han sido tradicionalmente vistas como dos aspectos distintos en la teología occidental. Se ha entendido que la propiciación afecta a Dios, apaciguando Su justicia o reconciliando Su ira, mientras que la expiación afecta al ser humano, removiendo el pecado. Sin embargo, en el rigor bíblico, la Escritura no hace tal distinción entre dos actos separados. La Biblia utiliza un solo concepto, "kaphar," para describir la acción de purificación, y "kaphoret" para el lugar donde esa purificación ocurre. En el Antiguo Testamento, "kaphar" abarca tanto la expiación como la propiciación. En el griego de la Septuaginta, los términos "hilasmos" y "hilastērion" se utilizan para traducir estos conceptos. Para entender correctamente el significado de estos términos, es esencial analizarlos desde diversas perspectivas clave.

1. La Raíz Hebrea: Cubrir y Calafatear

La raíz hebrea "kaphar" tiene una conexión importante con el concepto de cubrir, como cuando se usa para describir el acto de calafatear o sellar el Arca de Noé con brea en Génesis 6:14: "Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera." Aquí, "calafatear" (kaphar) implica cubrir completamente para evitar que entre el agua, una imagen poderosa de protección y preservación. De manera similar, en el contexto de la expiación y la propiciación, "kaphar" describe cómo las personas son cubiertas por la misericordia de Dios y de esa manera, el ser humano es protegido de las consecuencias de esos pecados. Esta idea de cubrir conlleva un aspecto de restauración y preservación de la relación entre Dios y Su pueblo.

Sin embargo, este acto de "cubrir" no es un mero encubrimiento superficial, sino un acto que tiene implicaciones profundas para la purificación y reconciliación entre Dios y el hombre. La raíz de "kaphar" también está conectada con la idea de reconciliación, y es aquí donde empezamos a ver cómo se desarrolla tanto la propiciación como la expiación en un solo acto.

2. La Esencia de la Expiación: La Misericordia

Cuando se traduce al griego en la Septuaginta, "kaphar" se convierte en "hilasmos" (propiciación) e "hilastērion" (propiciatorio). Para entender estos términos, es fundamental ver que ambos derivan de la misericordia divina, la cual está en el centro de la expiación y la propiciación. La misericordia de Dios es el origen desde el cual se entiende la expiación en su totalidad.

La oración del publicano en la parábola del Fariseo y el Publicano en Lucas 18:13 utiliza este término. El publicano clama: "Dios, ten misericordia de mí, pecador." Aquí, la palabra griega utilizada es "hilaskomai," que refleja una súplica por la misericordia y el perdón de Dios, conectada directamente con la idea de propiciación. Este término griego nos ayuda a comprender que la expiación no es solo un acto técnico o legal, sino un acto profundamente arraigado en el amor y la compasión de Dios. La misericordia es la clave para entender cómo Dios restaura la relación con Su pueblo.

Interesantemente, la palabra "hileos," que comparte la misma raíz que "hilaskomai," da origen a la palabra "hilarante" en español y "hilarious" en inglés. Esto sugiere una alegría y gozo asociados con la experiencia de la misericordia divina. Cuando la misericordia de Dios se manifiesta en la propiciación, no solo se trata de recibir perdón, sino de experimentar una alegría profunda y transformadora. La propiciación nos lleva a un estado en el que la misericordia de Dios no solo nos perdona, sino que nos llena de un gozo que trasciende las circunstancias, una alegría que brota de saber que hemos sido restaurados y reconciliados con nuestro Creador.

3. La Expiación en el Antiguo Testamento: Los Inmuebles y no las Personas

En el sistema sacrificial del Antiguo Testamento, la expiación se realizaba de una manera muy específica, y es aquí donde muchas veces se malinterpretan sus implicaciones. La sangre derramada en el Día de la Expiación no se aplicaba sobre las personas, sino sobre los inmuebles del tabernáculo. Levítico 16:16 explica: "Así hará expiación por el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, y de sus rebeliones, y de todos sus pecados; de la misma manera hará también para el tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas."

Aquí vemos que el sumo sacerdote esparcía la sangre en el propiciatorio, no sobre las personas. La expiación tenía como objetivo purificar los lugares sagrados que habían sido contaminados por los pecados del pueblo, para que la presencia de Dios pudiera seguir residiendo entre ellos. Este acto nos recuerda que la expiación es una purificación que afecta al espacio donde ocurre la comunión entre Dios y Su pueblo, lo cual tiene implicaciones para la restauración del acceso a la presencia de Dios.

4. El Sacrificio Hatta’t: Purificación de los Inmuebles del Santuario

En el sistema sacrificial del Antiguo Testamento, el sacrificio "hatta’t" era fundamental para la purificación del santuario. Este sacrificio, conocido como el sacrificio por el pecado, nunca se aplicaba la sangre del sacrificio directamente sobre las personas, sino sobre los inmuebles sagrados del tabernáculo. Según el propósito y el lugar del ritual, la sangre del sacrificio se aplicaba sobre el altar de bronce, el velo del santuario, el altar de oro o el propiciatorio. Levítico 16:16 explica: "Así hará expiación por el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, y de sus rebeliones, y de todos sus pecados; de la misma manera hará también para el tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas."

Este sacrificio tenía como objetivo purificar y santificar los lugares donde la presencia de Dios residía, asegurando que el santuario permaneciera limpio y apto para el culto y la comunión con Dios. En el Nuevo Testamento, esta labor sacerdotal tiene una implicación directa en la obra de Cristo resucitado.

Por otra parte, la muerte de Cristo en el sacrificio "hatta’t" de manera simbólica corresponde a la quema de los restos del animal fuera del campamento, tal como lo describe Hebreos 13:11-13: "Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta."

Este aspecto nos muestra que la muerte de Cristo, en los sacrificios hatta´t, no se están simbolizados por la muerte del macho cabrío en el altar del sacrificio, sino en el acto de quemar los restos del animal sacrificado fuera del campamento.

 

5. La Expiación de Cristo: Realizada en el Lugar Santísimo Celestial

A lo largo del Antiguo Testamento, el sumo sacerdote realizaba la expiación una vez al año. Sin embargo, esta expiación era solo un reflejo de la verdadera expiación que Cristo realizaría. Según el libro de Hebreos, Cristo, como sumo sacerdote del Nuevo Pacto, entra al verdadero Lugar Santísimo en los cielos para llevar a cabo una expiación eterna. Hebreos 9:24-25 declara: "Porque Cristo no entró en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena."

Este acto de Cristo tiene un significado único. Cristo entra al Lugar Santísimo celestial después de Su resurrección para llevar a cabo la obra de expiación. Este es el cumplimiento del propósito de los sacrificios del Antiguo Testamento, no como una repetición anual, sino como una acción final y completa que garantiza la reconciliación eterna entre Dios y los creyentes.

6. La Traducción de Kaphar: Remover, Perdonar, Exculpar

El término "kaphar" en hebreo se traduce al griego en la Septuaginta con palabras que en español significan "quitar," "perdonar," "remover" y "exculpar" o "absolver." Estas traducciones reflejan que la expiación tiene como propósito remover el pecado y sus consecuencias. Colosenses 2:14 menciona este acto: "Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz." Aquí se ve el sentido de "remover" como la esencia de lo que hace Cristo al llevar a cabo la expiación.

Sin embargo, todas estas acciones —quitar, perdonar, remover y absolver— están fundamentadas en la misericordia de Dios. No es un acto meramente legal o técnico; es la expresión del amor y la compasión divina que restaura la relación quebrantada por el pecado. Es por esta misericordia que se produce la purificación, y es esta misma misericordia la que nos permite acercarnos al Trono de la Gracia con confianza.

El propósito fundamental de la propiciación es cubrir y recubrir a la persona con la misericordia de Dios. Este acto de propiciación no se trata solo de una formalidad o un requisito legal, sino de una expresión profunda de la gracia y el amor divino. Cuando Cristo entra en el Lugar Santísimo celestial, Su sangre actúa como un medio por el cual somos cubiertos y protegidos por la misericordia de Dios. Esta misericordia no solo restaura nuestra relación con Él, sino que también nos permite vivir en Su presencia, libres del peso del pecado y asegurados en Su gracia.

 

Conclusión

En resumen, la expiación y la propiciación, lejos de ser actos separados, están profundamente conectados bajo el concepto bíblico de "kaphar," que se centra en la misericordia de Dios hacia las personas. A través del análisis del hebreo y el griego, y la consideración del papel del sacerdote en el Antiguo y Nuevo Pacto, entendemos que la expiación y la propiciación son manifestaciones de la misericordia divina, que cubren y protegen a la persona, asegurando su reconciliación con Dios. Cristo, como sumo sacerdote, realiza la expiación definitiva en el verdadero Lugar Santísimo, cubriendo a los creyentes con la misericordia de Dios y asegurando su acceso continuo a Dios. La esencia de la expiación, desde el principio hasta el fin, es la misericordia de Dios, que nos purifica, nos absuelve,nos restaura y nos lleva a una relación eterna con Él.

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